La pedagogía del Aikido (VII): entendiendo su diversidad.

En las entradas anteriores, hemos realizado una introducción a la pedagogía tradicional de las artes marciales japonesas (específicamente de aquellas más relacionadas con el Aikido y las koryu), y cómo esta fue adaptada por los distintos alumnos de Ueshiba, en el Yoseikan, Tomiki, Yoshinkan, Iwama y en el Hombu Dojo. En cada caso, hemos realizado una reflexión, basada en la documentación que hay disponible, sobre los cambios operados en cada caso, y cómo cada alumno de Ueshiba compiló su propio método de enseñanza. A partir de esta revisión, podemos sacar varias conclusiones:

  1. Cada estilo realizó una revisión y reactualización del esquema pedagógico básico, que va de los duro a lo blando (de katai a kitai) y de los básico a lo aplicado (de kihon waza a oyo waza), bien acortando pasos, fusionándolos, o directamente eliminando algunos, como en el caso del katai en el Hombu Dojo.
  2. En varios estilos, como el Yoseikan o el Tomiki Aikido, la sistematización de las técnicas, y el corpus de las mismas, se realizó teniendo en mente el estilo pedagógico del Judo, arte marcial en la que Mochizuki o Tomiki eran expertos. La influencia de Jigoro Kano en este tema es, por lo tanto, evidente.
  3. En otros estilos, como el Yoshinkan, la adopción de un método por pasos, o del kata de armas (como en el caso de Iwama), fue necesario para adaptar la pedagogía a la enseñanza masiva (recordemos que antes de la guerra el dojo de Ueshiba no tenía más de diez uchideschi, o estudiantes internos). En el Hombu Dojo, esta adaptación consistió en una simplificación de la metodología educativa, realizada por Ueshiba Kisshomaru y Tohei Koichi.

La diversidad pedagógica y técnica en el Aikido es, por tanto, un fenómeno que obedece a varios factores interdependientes: el período histórico en el que se gestaron las bases pedagógicas y técnicas del estudio, la intensidad de la relación del o de los creadores del mismo con Ueshiba Morihei, y los objetivos pedagógicos en cada caso.

En el primer punto, parece evidente que hay una cesura importante en la posguerra. A partir de 1945, y con la excepción del dojo personal de O Sensei en Iwama, y del de Kumano en Shingu, la pedagogía que tradicionalmente estaba asociada al Aikido fue profundamente modificada en el Hombu Dojo. Seguramente, como ya hemos comentado, esto fue obra de Tohei Koichi, director técnico hasta los años 70, y de Kisshomaru Ueshiba, el director general.

Pero no fueron estos los únicos cambios pedagógicos. En el Yoshinkan, en Iwama, en Tomiki y en Yoseikan se introdujeron los kata, los ejercicios prefijados por pasos, como método pedagógico. Todo parece indicar que esta introducción fue resultado de dos factores: por un lado, la influencia del método del Judo, que tanto Tomiki como Mochizuki conocían bien, y por otro lado la necesidad de un método distinto para enseñar a grandes cantidades de gente a la vez.

En el Kobukan Dojo de Ueshiba, antes de la guerra, no había más de diez uchideschi a la vez, sumados a los visitantes externos. Parece que Ueshiba no tenía, ni quería, muchos alumnos, y que la pedagogía no estaba especialmente estructurada. Después de la guerra, con la popularización del Aikido tras la anulación de la prohibición sobre el Budo decretada por las autoridades de ocupación, algunas escuelas de Aikido alcanzaron una importante difusión, como el Aikikai Hombu Dojo, el Yoshinkan, o el Tomiki Aikido. Se hizo necesario modificar, como ya hemos visto, los aspectos más difíciles de la enseñanza, para adaptarlos a un público más amplio, o codificar la enseñanza para que pudiese ser transmitida sin el control cercano de un maestro. En los dojos en los cuáles la afluencia de estudiantes fue mínima hasta los años 70 u 80, como Iwama o Shingu, la pedagogía tradicional se mantuvo viva, y así ha llegado a día de hoy hasta nosotros.

En el Aikikai, por el contrario, se dejó esto a la elección de cada maestro, configurando un caso muy especial. A día de hoy nos encontramos con una importante variedad de métodos bajo el mismo techo. Incluso Iwama es hoy en día, al menos en parte, miembro del Aikikai, aunque no del Hombu Dojo. Por eso, hoy en día el «estilo» del Hombu Dojo no es algo que pueda ser facilmente definido, salvo en el abandono del trabajo con armas y el katai.

Pero además, no se pueden entender los cambios en la pedagogía del Aikido sin entender los objetivos de cada rama. En el caso de Tomiki, este maestro quiso desarrollar un sistema que mezclase Judo y Aikido, el primero para las distancias cortas, y el otro para las largas. Mochizuki quiso destilar un Budo completo, creando su propia amalgama de Aikido, karate, Judo, y escuelas de sable. Gozo Shioda creó sus propios ejercicios con la ayuda de sus yudansha. Y lo mismo hizo Koichi Tohei, tobos con el objetivo de transmitir los principios que consideraban eran esenciales para el Aikido.

Obviamente, estos principios pueden ser distintos, dependiendo de grado de exposición de cada estudiante a O Sensei. Sin embargo, en todas las discusiones sobre la pedagogía del Aikido se obvia la existencia de un conjunto de ejercicios y métodos que han pasado desapercibidos, en general, en la práctica del Aikido, y que creemos que son muy importantes también para entender la pedagogía del Aikido y sus objetivos, «ocultos a simple vista». Hablamos de los ejercicios en solitario, que trataremos en la siguiente entrada.

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