Crónica coral del curso de Allen Beebe en Donosti

A finales de Julio, con la colaboración de Aikido en Línea y Koi Aikidojo, tuvimos la oportunidad de disfrutar del primer seminario en España de Allen Beebe, discípulo directo de Rinjiro Shirata, alumno de Ueshiba Morihei durante décadas, antes y después de la guerra mundial. Y como queremos que podáis saber de qué fue el curso, hemos pedido a cinco asistentes que nos escriban su opinión, para hilar una crónica coral del seminario.

Crónica coral del curso de Allen Beebe en Donosti.

Este fin de semana pudimos disfrutar, por primera vez en España de la presencia de Allen Beebe. Magnífico el curso celebrado en San Sebastián. Para mi es ya el tercer curso de este tipo al que asisto. Los dos primeros fueron los de Dan Harden, y este era el primero con Allen. Tenía muchas ganas de conocerlo, ya que aunque sigue el mismo camino de Dan, Allen es un aikidoka y aborda el trabajo desde un contexto mas afín al aikido. Allen fué alumno de Rinjiro Shirata, el prodigio del Kobukan, alumno de preguerra de O Sensei, de la época anterior a que el aikido perdiera… algo. Cuando me refiero al aikido, me refiero al aikido “oficial”, a la corriente principal del aikido, al aikido “mainstream” si me permitís usar el «palabro». Precisamente sobre ese “algo» trató el curso. Ese “algo» es lo que estoy intentando trabajar y desarrollar desde que en septiembre del año pasado conocí a Dan Harden. Como ya hemos comentado alguna vez, Dan harden es una fuerza de la naturaleza, el artista marcial mas poderoso que conozco… lo que he visto hacer y lo que me ha hecho ese hombre de 60 años es difícil de creer. No obstante, a sus enseñanzas les falta algo de estructura, y a veces debido a su gran nivel se hacen algo difíciles para gente neófita en el tema como yo. A raíz del primer curso de Dan, surgió la posibilidad de traer a Allen a Donosti, y aún con lo poco que sabía de él, con lo poco que me contaron, no lo dudé. Nos pusimos manos a la obra y finalmente lo trajimos. Este formato de cursos intensivos con muchas horas y grupos reducidos, diseñados para enseñar y aprender de verdad (en contraposición a los eventos sociales de aikido a los que estamos acostumbrados) son nuevos por estos lares y costó atraer a la gente. Tras la experiencia de este año, no creo que haya muchos problemas la próxima vez. Tener a Allen en casa y no ir al curso… roza la estupidez. Sé que suena fuerte, y realmente lo es, pero elijo usar esas palabras no para ofender sino para remover conciencias. Estoy convencido que cualquiera que no haya asistido este año (habiendo podido) y asista el año que viene, suscribirá estas palabras punto por punto. Además de aikidoka, Allen habla y escribe japonés perfectamente, ha estado casado con una japonesa, ha sido monje budista y ha vivido en Japón la mayor parte de su vida; ha sido todo lo japonés que se puede ser siendo rubio. Gracias a sus conocimientos, ha podido leer de primera mano los textos de O Sensei, sin tener que depender de traducciones o interpretaciones de terceros, lo cual añade un gran valor añadido a sus conocimientos. Durante el curso hizo gala de tales conocimientos y nos explico conceptos que no solo pertenecen al aikido (ese “algo” es común a otras artes marciales) pero pudo hacerlo desde las palabras de O Sensei. Gracias a ejercicios sencillos y a una progresión estructurada, unos pudieron empezar a entender y a dar sus primeros pasos en el desarrollo de ese “algo” y los que ya habíamos empezado en ese camino, pudimos afianzar y aclarar conceptos además de adquirir nuevas herramientas para seguir en ello. Pudimos ver y sentir de primera mano lo poderoso que les hace ese “algo” (con Allen también vino Robert, un alumno suyo muy aventajado) y lo demoledor que es el aikido cuando no está vacío de ese “algo”. Una vez terminado el curso, te quedas con el conocimiento de lo que es ese “algo” (ahora sabes lo que es y que existe) y con una serie de ejercicios que te ayudan a desarrollarlo. El trabajo para desarrollar ese “algo» es arduo y solitario, hay que meterle horas y es duro. La progresión es lenta… pero todo lo que merece la pena es difícil. En una palabra, shugyo. Ese “algo” no es algo metafísico o filosófico, no es una energía mística. Ese “algo” es algo concreto, es algo físico y fisiológico. Es una tecnología corporal que puede aprenderse, como puede aprenderse a hacer malabares. Si algo he sacado en claro estos últimos años, es que el 90% del aikido no es tal… es un cascarón vacío que se le parece, que tiene la misma forma. Ese “algo” es la razón, el origen y el objetivo del aikido. El aikido es una herramienta para desarrollar ese “algo”. Si pensamos que el aikido es otra cosa, que son técnicas para hacer cosas a o defendernos de alguien, estamos profundamente equivocados. No es una opinión baladí, no lo digo por decir… si ahora sé lo que es el aikido, es porque durante muchísimos años, he estado en el camino equivocado, haciendo lo que no es, dandole forma a una cáscara, mas o menos bonita… pero a la que le faltaba “algo”. Yo lo intuía de alguna forma y por eso no paraba de buscar… ya lo he encontrado. Mi cáscara aún sigue vacía, pero ya he encontrado con que llenarla y ahora solo me queda ir llenándola poco a poco… e ir ajustándola y puliéndola para que ese “algo” encaje mejor. Por cierto, ese algo se llama “aiki”. Mucha gente cree que sabe lo que es, pero no. Así de simple. ¡Os espero a todos el año que viene en el próximo curso de Allen! Bueno, a todos no que las plazas son limitadas… «

Rikardo Ripalda, 3º dan de Aikido, Koi Aikidojo.

En un entorno magnífico, la ciudad de San Sebastian, nos hemos dado cita practicantes de Aikido de diferentes ciudades. Diferentes niveles técnicos de Aikido nos hemos reunido el pasado fin de semana en el gimnasio Amagoia, de la ciudad de San Sebastian, para asistir a un seminario distinto, interesante, novedoso, pero, en cualquier caso muy enriquecedor. Enriquecedor por su contenido técnico, y por el ambiente de cordialidad y armonía que se respiraba en el Dojo. Allen Beebe nos sorprendió con trabajos de Daito Ryu, de Tandoku Dosa y Kokyu Ryoku. Un fin de semana de descubrimientos continuos del cuerpo y su comportamiento en estático y dinámico. Un seminario de expansión, de centro y de movimiento interior que se vio reflejado continuamente en el exterior. Un seminario de micro-movimientos internos que se traducen en macro-movimientos externos y que dan lugar a potentes gestos. Un seminario de auto-escucha guiado por un excelente maestro. Con Allen Beebe hemos aprendido porqué el movimiento nace de la quietud y la quietud del movimiento. Un curso que sin duda, a todos, nos gustaría repetir y ampliar. Aprender sobre enraizamiento, sobre expansión, sobre historia del Aikido. En definitiva, aprender más sobre esas bases que tan a menudo descuidamos, quizás porque tenemos prisa por ser grandes artistas del Aikido. Un curso en el que aprendes que tu cuerpo tiene siempre más posibilidades de expansión, que el hombre no está aislado del cielo y de la tierra, y que una vez más, el Universo nos muestra que todo se mueve entorno al principio de los opuestos, yin-yang y que siempre dentro del yin existe el yang y que dentro del yang es necesario el yin.  Gracias Allen, gracias a tus ayudantes, a los traductores y a los organizadores, gracias a todos  los que habéis hecho posible este magnífico curso y este maravilloso fin de semana. Magnifico fin de semana con las enseñanzas de Allen Beebe. Esperamos volver a veros pronto,
Gracias.

Salvador García, 4 DAN AIKIDO FEJYDA, Maestro Nacional de Aikido

He tenido suerte en mi vida como aikidoka. Cada vez que me surgía una inquietud respecto a mi práctica, algo o alguien me daba alguna señal sobre qué camino tomar. Así empecé hace unos años a practicar tímidamente Iwma Ryu, y así lo tomé más en serio recientemente. Hoy en día, formo parte de un grupo que tiene inquietudes muy similares a las mías que me obliga a no acomodarme y me lleva de acá para allá en un frenesí formativo muy interesante. Así acabé en el curso de Allen Beebe. Y no voy a negarlo, porque era al lado de casa.

Allen Beebe fue estudiante de Rinjiro Shirata, uno de los estudiantes del período preguerra de Morihei Ueshiba, y durante el curso, trabajamos una parte de las enseñanzas de sensei Shirata, que aprendió con O Sensei en el Kobukan Dojo antes de la guerra y que están latentes en la práctica de aikido. Sin embargo, no han sido transmitidas a las siguientes generaciones de practicantes. Aiki es un concepto existente en todas las artes marciales, pero no hay nada mágico ni místico en él. Sencillamente, en lo que al aikido se refiere, no se promovió su conocimiento.

Allen me abrió los ojos al respecto. Su profundo conocimiento de la mente japonesa y su conocimiento del idioma le han permitido leer los textos originales escritos por Morihei Ueshiba, y como conocedor del aiki, ha podido reconocer referencias a él. El curso, en definitiva, ha sido una revelación en todos los sentidos.

Y practicar el aiki es tan sencillo… Que no se me malinterprete. Se trata de una serie de ejercicios para practicar en solitario, y hay que dedicarles mucho tiempo de práctica, pero no hace falta creer antes de ver. Realmente notas que funciona. Sí considero necesario que alguien más experimentado compruebe de vez en cuando si vas por el buen camino. Pero, a ese respecto, como dijo Allen, siempre es mejor hacer algo mal que no hacerlo.

No pretendo convencer a nadie. No salí del curso flotando, ni alucinando, ni me sentí como si hubiera descubierto una galaxia, pero sí sentí que se nos ha puesto en las manos la capacidad de entender qué significa eso de recibir el ki del universo que hemos leído y oído tantas veces.

Ya me han hablado de Dan Harden. Quizá alguien que lea esto ya estaba pensando en él, si sabe quién es Allen Beebe. Me planteo en serio acudir al siguiente seminario que se celebre en Madrid. Pero de Allen me gusta la conexión con el aikido; practicar los ejercicios y profundizar en ese conocimiento desde la perspectiva del aikido. Si se repite su curso en Donostia o cerca de aquí, a ése sí que pienso volver.

Jon Ayanguren Azkue, 4º dan, instructor en Watatsumi Aikido, Zarautz.

En el camino de las artes marciales las oportunidades que se nos presentan nunca dejan de sorprendernos.   Algunos de nuestros compañeros ya habían tenido la suerte de experimentar ese fenómeno llamado Aiki en seminarios anteriores. Otros también, pero  en otros lugares  muy remotos, en  tiempos relativamente lejanos.

Algunos  reservaron ese conocimiento para unos  pocos predilectos.  Otros lo vieron, lo experimentaron y lo olvidaron.

Algunos entramos en el camino y sin querer nos topamos con un tesoro que está oculto en poemas y descripciones de corte místico que no entendemos  o que, si de alguna manera vislumbramos,  la pereza nos lo niega.

Lo único claro es que para llegar a la cima de esa “montaña” hay que escalar duro y convertir a shugyo en al aire que se respira.

Sr. Allen Beebe:   Muchas gracias…

Mario Jesús Pequeño, 3º dan, instructor de Aikido en el club Shurei Kan, Irún.

En lo personal, comencé a practicar Aikido en el 1998 en República Dominicana; donde por razones probablemente obvias, hacíamos un Aikido un tanto ¨realista¨ o adaptado a nuestras necesidades, pero siempre siguiendo un código muy similar al BUSHIDO en la medidas de nuestras posibilidades. Y debo reconocer que sí… ha llovido mucho sí, pero es el único arte marcial que me ha enganchado desde el principio, y ahora que lo pienso no podría decir muy bien por qué. Y eso que he tenido la posibilidad de experimentar y llegar a rozar por lo menos en superficie otras artes como Judo, Tae Kwon Do, Kempo.

Por razones de desarrollo profesional me mudé a España en 2007, y desde entonces no había podido volver a practicar de Aikido como antes, y no porque no hubiese dedicado tiempo en busca de regresar al Dojo y practicar como solía hacer, sino porque en los pocos sitios con los que contacté no pude encontrar ese ¨algo¨ que reavivara mi ilusión. Pero quizás por cosas del destino, no fue sino hasta el verano de 2015, que conocí  a mi actual Sensei Rikardo Ripalda, que pude volver de lleno a practicar con la misma ilusión que hacía ya tantos años. Y gracias a que él tuvo la oportunidad de asistir a un seminario con Dan Harden, y desde entonces ha intentado ponernos al día al resto de los practicantes en cuestiones de cómo desarrollar el Aiki, que para mí hasta ese momento no era un término aislado del significado de la palabra Aikido. También se encargó de despertar la curiosidad de lo que hay detrás de todo esto, y el concepto de ejercitar, desarrollar las conexiones de todo el tejido miofascial y cómo influye esto en el movimiento y el desarrollo de fuerza. Por todo esto me apunte con muchas ganas para asistir a este seminario lleno de incertidumbre y nerviosismo.

Este pasado fin de semana en Donostia comenzó como muchos tantos en Euskadi, con un tiempo ¨regulero¨, con el cielo copado de nubes aunque con una temperatura bastante favorable.  No puedo negar que no tenía expectativas, pero hice todo lo posible para que estas no me dañaran la experiencia.

Una vez en el Dojo y cuando llegaron los invitados principales, Allen, y sus compañeros Robert, Sanders y Walter; se formó un ambiente especial, de amistad y empatía entre ellos y todos los asistentes.  Debo decir que Allen transmite mucha seguridad tanto en sí mismo como en el arte, pero sin perder la cercanía con los demás.  Además con una capacidad docente que se nota que no es improvisada, dado que tuvimos la oportunidad de obtener bastante información sobre la historia, el desarrollo del Aiki y su repercusión marcial, y como no… de  las condiciones que hasta cierto punto han limitado su propagación, su estudio y su entendimiento a lo largo de generaciones.

Un detalle importante fue el poder entender de una fuente poco contaminada, dado que Allen fue discípulo de Shirata Sensei (quien a su vez fue uno de los alumnos más destacados de O´Sensei) , la teoría simple, pero a la vez muy compleja y abstracta sobre el Aiki y sus principios no sólo ¨religiosos¨, sino también físicos, metafísicos; y cómo el uso adecuado de la fuerza y la unión Mente-Cuerpo nos permitiría desarrollar una fuerza casi sobrehumana.

Lo que finalmente me convenció de todo lo que se habló tanto en las horas de prácticas, como en las posteriores, fue como el Aiki y el tejido miofascial eran lo mismo… o por lo menos para mí… y como existe todo un mapa de meridianos a través de nuestro cuerpo formado por la aponeurosis que recubre todos los grupos musculares que nos permiten mantener el equilibrio, la motricidad; así como el desarrollo y expansión de fuerza y que podíamos hacer nosotros desde el punto de vista conscientes para desarrollarlo y explotarlo.

 Algo impresionante fue lo que experimenté en mi propio cuerpo:  El poder establecer de forma consciente (aunque sea transitoria) esa unión Cuerpo- Mente y notar como era capaz de sentir que se activaban grupos musculares aislados, adyacentes o contrarios, y como me permitían tener un nivel de equilibrio superior, como si fuese capaz interactuar con la gravedad  y la fricción que nos mantiene en tierra, pero a la vez como una fuerza que recorría esos meridianos que hasta ese momento eran  imperceptibles e invisibles para una persona común y corriente como yo; y que otras personas te puedan dar ese mismo ¨feedback¨, creo que es abrumador.

Tal y como se comentó muchas veces en el seminario, todos somos capaces de lograrlo… pero lo difícil es mantenerlo. Pero a eso fuimos, entre otras cosas, para conocer, aprender, experimentar y por supuesto intentar mantener una disciplina y una rutina para conseguir adaptar y re-educarnos  para mantener el Aiki fluyendo por todo nuestro cuerpo. Esto se puede conseguir mediante una serie de ejercicios que nos enseñó Allen para poder practicar tanto en solitarios, como en parejas; siempre con honestidad y humildad, dado que la fuerza que se pueda llegar a desarrollar es brutal. Algo que también estoy seguro de que les gustó mucho a los compañeros y a mí en lo personal, fue el darnos cuenta a través de las explicaciones que se nos fueron dando, el cómo hacemos Aiki sin darnos cuenta en muchas de las cosas que hacemos por rutina, tanto en los calentamientos, como en las sesiones de práctica diarias de Aikido. Y como si cambiamos el ¨chip¨ y hacemos las cosas bajo otro prisma como cambia todo, incluso como practicamos las técnicas, por muy básicas que sean.

¿Pero para que necesitamos tener Aiki?… Pues precisamente porque si la palabra Aikido significa el camino de la armonía, y Aiki es armonía… pues cabría decir desde mi punto de vista, que quizás es porque la habremos perdido en algún momento, y que es nuestra labor y nuestra responsabilidad recuperarla. Y creo que no me equivoco, si digo que este seminario ha venido a esclarecer muchos aspectos, tanto teóricos como prácticos que nos permitirán trabajar en ese sentido.

 Juan Miguel Luciano, practicante de Aikido.

Cuando les propuse a mis compañeros buscadores del verdadero aiki traer a Allen Beebe a España lo hice movido por dos motivos: Para que ellos tuvieran acceso a las mismas fuentes que yo y de esa manera pudieran algún día explicarme las cosas que yo no acabo de entender y porque Allen merece que deseo se haga realidad, el poder transmitir las enseñanzas que ha recibido y que así sigan vivas.

En San Sebastián nos hemos reunido un grupo en principio menor de lo esperado, pero de individuos muy motivados, lo que han demostrado con su rápida comprensión de los ejercicios. En dos días han hecho un avance que a otros nos ha costado años. Ahora, naturalmente, deben asimilarlos y entrenarlos día a día. Inestimable ha sido la presencia de Robert, uno de los compañeros de entrenamiento de Allen gracias a los cuales pudo comprender el material de Rinjiro Shirata y Dan Harden Aparte de las numerosas revelaciones que Allen nos ha hecho en el curso, muchas de ellas capaces de hacer temblar los cimientos de los practicantes de aikido de hoy en día, yo quisiera citar sus dos lecciones mas importantes.

  1. Piensa por tí mismo. Esta es en realidad la esencia de las enseñanzas de Allen. Crea y destruye tus propios modelos, hazte preguntas, equivócate… nadie va a hacer el trabajo por tí mismo, es la única forma de asimilar el material y hacerlo tuyo.
  2. Evita toda jerarquía. Relacionada con la primera. La jerarquía es lo que los mediocres forman alrededor de los hombres que han tenido el valor de dar un paso fuera de las convenciones y pensar por sí mismos. Entonces se crea una organización alrededor, que los mitifica y vuelve a ocultar las verdaderas enseñanzas. Si de verdad queremos comprender tenemos que tener el valor de cuestionar las falsas tradiciones y andar nuestro propio camino.

Personalmente estoy muy contento del éxito del curso, ha habido una atmósfera de trabajo y de compañerismo en la búsqueda de la esencia de las artes marciales que hace años que no vivo. Espero que se siga invitando a Allen a España los próximos años y que se mantenga dicha atmósfera. Quisiera agradecer a Riki, Álvaro, Juanxo y Walter, sin los cuales no hubiera sido posible organizar el curso, a Robert por enseñar tan generosamente y a Allen por dejarse embarcar en esto.

Juan Luis Durán Benjumeda, estudiante de Allen Beebe.

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